Formación en las artes plásticas:
Formado en dibujo , grabado y pintura en el Museo Rayo de dibujo y grabado latinoamericano en Roldanillo, Valle del Cauca, Colombia (museorayo.co); por maestros como: Pablo Van Wong, Antonio Caro, Ángel Loochkarth, Henry Villada, Edgar Correal, Umberto Giangrandi y el maestro Omar Rayo.
Museo Rayo
Misión: Fomentar el acercamiento, la difusión y el conocimiento del arte moderno a partir de la vida y obra del maestro Omar Rayo y otros artistas nacionales y extranjeros de reconocida trayectoria.
Así mismo el Museo Rayo incentivará a artistas modernos y contemporáneos mediante propósitos naturales del museo y por medio de actividades que fortalezcan el conocimiento de la comunidad y dinamicen los procesos de formación en las artes plásticas para el deleite y disfrute de sus visitantes.
Visión: La fundación Museo Rayo, al 2015 debe consolidarse como un polo de desarrollo artístico, cultural y turístico, centro líder de difusión, investigación, apreciación y disfrute de las artes y la cultura en el norte del Valle del Cauca, mediante de la consolidación del proyecto pedagógico institucional con cobertura local, regional, nacional e internacional.
Exposiciones
Año Lugar
2004 Primer Salón de Artistas Roldanillenses
2005 Calicomix, Cali - Valle
2005 Casa Quintero, (Calle del arte) Roldanillo - Valle
2006 Fundación Universitaria del Área Andina, Pereira - Risaralda
2006 Club del Comercio, Pereira - Risaralda
2006 Comfamiliar Tulúa
2006 Valla Arte Víal (Sendero Ecológico), Bolívar, Valle del Cauca
2007 Club \\\\\\\\\\\\\\\"Los Gorrones\\\\\\\\\\\\\\\" Roldanillo
2007 Universidad Nacional de Bogotá, Salón Oval, Viernes de Poesía, lanzamiento del libro \\\\\\\\\\\\\\\"La tarde y la montaña\\\\\\\\\\\\\\\"
2008 Museo de Arte Religioso, Cali, Valle, lanzamiento del libro \\\\\\\\\\\\\\\"La tarde y la montaña\\\\\\\\\\\\\\\"
2008 Museo Rayo, Roldanillo, Valle (colores ensamblados)
2011 Fundación de Estado, Casa de la Cultura Ramón Vasquez Brito, Porlamar, Isla Margarita, Venezuela. (Miradas panoramas equivalentes)
Premios
Primer Salón de Artistas roldanillenses 2004
Publicaciones
Libro: La tarde y la montaña. (Selección de tres libros). Facultad de ciencias humanas de la Universidad Nacional de Colombia. Bogotá. Diciembre de 2007.
Magazín Cultural del diario La Tarde, Pereira - Risaralda
El Diario del Otún, Pereira - Risaralda
Periódico Cartago Hoy, Cartago - Valle
Periódico Región Norte, Roldanillo - Valle
El Periódico, Buga, Valle del Cauca
Revista Diez dedos, Tulúa, Valle del Cauca
Colecciones
Fundación Universitaria del Área Andina
Colección Privada Museo Rayo
Fundación Cultural Mythos Art Gallery
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La serie Colores ensamblados es, dentro del universo pictórico de Cesar Barrantes (Roldanillo, Colombia, 1985) su momento menos figurativo: las figuras alargadas sobre fondos de texturas y colores en muchos casos psicodélicos de su primera colección Ninfas (2006) ahora se han diluido y sus límites son cada vez menos claros. Sus nuevas formas se fusionan, jugando todas en un mismo espacio escénico en todas las pinturas, produciendo de esta manera la impresión de un encuentro gratuito de colores que el viento o el azar ha reunido en figuras vagamente humanas que el ojo y la mano de Cesar ha retratado en el instante oportuno antes de que movidos por el torbellino se desintegren formando otras figuras ininterrumpidamente: cada una de las obras de la serie.
La impresión de una misma pintura que continúa en cada cuadro (cada una de las obturaciones de Cesar en este universo de colores móviles, su universo) se refuerza en que la paleta elegida para configurar esta gran pintura en escenas, esta serie, es constante: colores como.... se agrupan en figuras cuyo contorno vagamente humano es un motivo y no una excusa para la pintura. Motivo antropomórfico perseguido devotamente entre todas las posibles formas de la imagen donde se revela el ser humano como una efímera constitución de colores que el viento ata y desata bajo una oscura voluntad que los agrupa (¿la mano del artista?, ¿dios?, ¿la naturaleza?) no se sabe qué tan permanente: sutil y profunda raíz de su obra.
Al margen de esta reseña de su última producción debo finalizar con algo más importante: después de conocerlo ya por varios años sé que no obstante su enorme talento y disciplina sus cualidades artísticas quedan opacadas tras su persona, amable y generosa, siempre dispuesta a embarcarse en nuevos proyectos artísticos y culturales, no importa lo arriesgados que puedan ser para su tranquilidad material, si tras de ellos entrevé la promesa de significado, de profundidad, de espiritualidad para el arte que realiza y para su propia vida.
Germán David Clavijo
Buenos Aires, primavera de 2011
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Colores ensamblados de César Barrantes
César Barrantes, en esta época llena de artistas que pretender ser integrales, uniendo (o pretendiendo unir) todas las ramas de la expresión artística en sus obras, ha decidido ser un pintor, sin falsa humildad pero tampoco sin la pretensión huera de tantos que sin tener la capacidad o la disciplina de alcanzar dentro de las limitaciones de un lenguaje definido una voz propia intentan ocultar sus carencias bajo un abrumador despliegue de medios y conceptos auto-referenciales que no obstante su ruido se parecen más al silencio, al vacio comunicativo, que a la voz articulada de una verdadera Obra Artística.
César es un pintor, y como tal ha decidido reconstruir el mundo, exterior e interno, eligiendo cuidadosamente las formas, las texturas, los colores que plasmen sobre una superficie espacialmente limitada el universo ilimitado de una imagen que al ser construida, detallada, concebida, desde la individualidad consciente de un ser humano dispuesto plenamente a ello y que ha ofrecido para su construcción toda su experiencia artística, espiritual y mundana logra que esta imagen, inserta en una tradición de imágenes similares (la historia de la pintura), pueda interpretar a los espectadores-lectores y ser interpretada, explorando y construyendo nuestra concepción del mundo y nuestra psique. Esto es a lo que César Barrantes valientemente, como todo pintor que se precie de serlo, ha apuntado y de lo que sus últimas obras pertenecientes a la serie Colores ensamblados dan cuenta, o atisban, atisbo que si se sigue el desarrollo progresivo de su obra, es cada vez más certero.
La serie Colores ensamblados es, dentro del conjunto de la obra de Cesar, la apuesta menos figurativa -sin dejar de serlo- en la que se ha embarcado su pincel. Las figuras alargadas sobre fondos de texturas y colores en muchos casos psicodélicos de su primera colección Ninfas, que recordaban la obra temprana de Omar Rayo, referente obligado de los pintores nacidos después de él en Roldanillo, ahora se han diluido y sus límites cada vez menos claros -que otorgan un papel más preponderante al espectador, en su papel de re-creador- se fusionan con un cada vez más indistinto fondo, siendo casi uno con él y produciendo de esta manera la impresión de un encuentro gratuito de colores que el viento o el azar ha reunido en figuras vagamente humanas que el ojo de César ha retratado en el instante oportuno, antes de que movidos por el torbellino que antes los unió se desintegren formando nuevas figuras ininterrumpidamente.
La impresión de una misma pintura que continúa en cada cuadro (cada una de las obturaciones de César en este universo de colores móviles, su propio universo) se refuerza en que la paleta elegida para configurar esta gran pintura en escenas, esta serie, es constante: colores como siena, violeta, amarillo... se agrupan en figuras cuyo contorno vagamente humano es un motivo y no una excusa para la pintura, un motivo perseguido devotamente entre todas las posibles formas de la imagen, motivo antropomórfico donde se revela el ser humano como una efímera constitución de colores movidos por el viento, bajo una oscura voluntad que los agrupa, no se sabe qué tan permanente, verdadero motor de su obra.
Al margen de esta reseña de su última serie, Colores ensamblados, debo decir algo más importante: después de conocerlo ya por varios años sé que no obstante su enorme talento y disciplina sus cualidades artísticas quedan opacadas tras su persona, amable y generosa, siempre dispuesta a embarcarse en nuevos proyectos artísticos y culturales, no importa lo arriesgados que puedan ser para su tranquilidad material, si tras de ellos entrevé la promesa de significado, de profundidad, de espiritualidad para el arte que realiza y para su propia vida.
Germán David Clavijo
Gestor cultural
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LOS COLORES DE LA CONCIENCIA
El mundo tal como lo conocemos ha llegado a un punto de no retorno; vivimos una inversión de valores monstruosa, nos movemos en una tierra de nadie donde oscuros intereses maquinan contra todo lo que tenga de humano el hombre. Contemplamos un mundo brutalmente \\\\\\\\\\\\\\\"digitalizado\\\\\\\\\\\\\\\" que no sabe de su destino más de lo que podría saber el hombre de las cavernas.
Es una alienación total. La vida moderna corrompe y destruye, encadena la palabra y apaga el fuego de la espiritualidad, impidiéndole al hombre saltar al ideal, a su encuentro con el mismo. Es como una terrible pesadilla en la que el hombre se encuentra prisionero, una cárcel de un inmenso párpado intangible. El hombre está bajo el poderoso hechizo de ser un autómata anónimo que ha perdido su identidad corpórea. Somos fantasmas de carne atrapados en los engranajes de una máquina enteramente aceitada para moler al hombre.
Dentro de este inframundo que conforma la era moderna, el hombre se fragmenta para nunca más volver a unificarse. Se repite como en un laberinto de espejos, pero perdiendo por entero su identidad. Lo amorfo y lo múltiple toman el lugar que corresponde al hombre, quedando este a la zaga, a oscuras de cuanto el representa.
\\\\\\\\\\\\\\\"Colores Ensamblados\\\\\\\\\\\\\\\" la reciente obra pictórica del artista César Barrantes, es la perfecta alegoría de ese laberinto, que el hombre recorre en un intento de encontrar el hilo de Ariadna que lo guíe hacia una realidad trascendente.
Esta alegoría nos recuerda que la naturaleza del ser humano es misteriosa, delicada y compleja. Somos seres de luz y energía dentro de una envoltura material tratando de volar en un microscópico plano tridimensional.
Esta reflexión trae al frente la obra del artista norteamericano Alex Grey y su serie \\\\\\\\\\\\\\\"Espejos Sagrados\\\\\\\\\\\\\\\". Son veintiún cuadros de tamaño natural en los que plasma en detalle la fisiología humana y la anatomía metafísica; cada cuadro se enfrenta directamente al público con los brazos a los lados y las palmas de las manos hacia delante. El formato de estos cuadros permite al público permanecer ante las figuras pintadas y \\\\\\\\\\\\\\\"reflejar\\\\\\\\\\\\\\\" no solo el cuerpo, si no también la mente, el espíritu, la psiquis, el alma y la conciencia. La progresión completa, desde \\\\\\\\\\\\\\\"Mundo Material\\\\\\\\\\\\\\\" hasta \\\\\\\\\\\\\\\"Mundo Espiritual\\\\\\\\\\\\\\\" describe un proceso de transformación que va desde el conocimiento del cuerpo hasta la conciencia espiritual. En Consecuencia, la contemplación de estos cuadros da lugar a una resonancia entre el cuerpo del espectador y la imagen pintada creando la sensación de \\\\\\\\\\\\\\\"ver\\\\\\\\\\\\\\\" dentro de uno mismo.
En contraste, los \\\\\\\\\\\\\\\"Colores Ensamblados\\\\\\\\\\\\\\\" de César Barrantes, generan una reflexión más filosófica que metafísica. No obstante, se pueden notar puntos de contacto entre una obra y la otra ya que el eje de ambas es el hombre.
Esta obra, de gran impacto visual, es como una pinacoteca en la que todos y cada uno de los cuadros, son como portales interdimensionales que atravesamos con la imaginación para escapar de este zoológico humano, como muy acertadamente llamó Desmond Morris a esta caricatura cruel de civilización.
La serie \\\\\\\\\\\\\\\"Colores Ensamblados\\\\\\\\\\\\\\\", recuerda la obra de dos importantes artistas colombianos ya fallecidos; en primer lugar, la obra de Luís Caballero, en particular un tríptico de 1972 intitulado \\\\\\\\\\\\\\\"Pintura Anecdótica\\\\\\\\\\\\\\\", que es más figurativo que abstracto , los colores al pastel y la atmósfera que rodea a las figuras tienen cierto paralelo con la obra de Barrantes. Así mismo, viene a la memoria la obra de Luciano Jaramillo, que con una gama más amplia de colores prácticamente pintaba la respiración, esos fluidos gaseosos que entran y salen de nuestro cuerpo; esta envolvente atmósfera también se nota en las figuras creadas por la diestra paleta de César Barrantes.
La búsqueda de una identidad propia es el propósito del artista cada vez que se enfrenta a un lienzo en blanco. Para muchos este es un proceso agotador y doloroso y para otros no lo es tanto ya que parece que hubieran nacido bajo la égida de Atenea. Aún así, tanto los unos como los otros están aquí para dar testimonio de que el espíritu humano busca formas maravillosas de expresarse y no languidecer.
\\\\\\\\\\\\\\\"Colores Ensamblados\\\\\\\\\\\\\\\", esta serie de fina y exquisita factura, denotan un alma inquieta que disfruta con especial deleite el ensamblar unos colores determinados sobre la tela, para dar forma a estas trémulas figuras que vibran de manera singular en el espacio en el que están contenidas. El tratamiento del color y el hábil manejo del pincel, les confieren movimiento y una gran fuerza plástica.
Al contemplar los cuadros que César Barrantes presenta al público en esta nueva colección, se percibe la extraordinaria evolución de una obra que se enriquece cada vez más y nos va dejando un invaluable legado artístico, que, sin lugar a dudas, permanecerá en el tiempo y en la memoria.
JULIÁN VÉLEZ CARDONA
Velcardo Rock - 2007
La Victoria (V), Domingo 31 de agosto de 2008
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LA ESENCIA DE LA VIDA
Quedó atrás el siglo XX, sus imágenes y sonidos quedaron en la memoria colectiva de quienes lo sobrevivieron, y ahora, en los albores de un nuevo orden mundial, estamos pisando ya el siglo XXI, un siglo del cual, en años anteriores, tan solo oíamos hablar en relatos de ciencia ficción.
El presente siglo, nos presenta un caótico mundo que nos asombra cada vez más con sorprendentes descubrimientos e innovaciones en ciencia, tecnología, nanotecnología y biotecnología, un mundo que conquistó el espacio, liberó el poder del átomo y descifró el mapa del genoma humano, un mundo en el que la realidad virtual, la clonación y la inteligencia artificial se están convirtiendo en tema cotidiano en charlas de café, un mundo globalizado, mediatizado y digitalizado.
Pero este mundo, a pesar de todos esos avances y adelantos, aún se sostiene sobre viejas estructuras atávicas, patriarcales y misóginas; la humanidad, en esencia, no ha evolucionado y la Mujer aún no ha alcanzado el pleno reconocimiento de su vital importancia dentro de la sociedad. La utopía de la justicia social, empezará a ser una realidad cuando el ser humano, como el troglodita que es, salga por fin de las cavernas y valore a la Mujer en toda su dimensión.
La serie \\\\\\\\\\\\\\\"Ninfas\\\\\\\\\\\\\\\", del artista César Barrantes, le rinde homenaje a la esencia femenina; a la fragilidad de su figura, a la delicadeza de sus curvas, a la suave redondez de sus formas y a la ternura de su tacto. Pero también es un homenaje a la Madre Tierra, a la Pachamama, porque ella, al igual que la Mujer, posee el don de la Maternidad, el don de la vida, y que mejor forma de hacerlo que evocando a las Ninfas.
Recordemos que en la mitología grecolatina, las Ninfas eran deidades femeninas que personificaban a los espíritus de la naturaleza, y que vivían en las fuentes, arboledas, bosques, praderas, mares, montañas y ríos.
Este joven artista nacido en Roldanillo, por medio de la abstracción pura, materializa esta serie. Con ágiles pinceladas y una aguda percepción del equilibrio entre la luz, el color y la sombra, le da vida a estas gráciles y etéreas figuras de naturaleza orgánica, de levedad y gran belleza plástica, que se mueven con gracia, cual bailarinas que recrean el baile de la vida en la celebración de ancestrales ritos de fertilidad.
Estas figuras proteicas que flotan ingrávidas en un universo amniótico, con esas largas extremidades ectoplasmáticas, nos conectan nuevamente con el mundo de la magia, cuando el ser humano vivía en completa armonía con la madre naturaleza y la felicidad era su diario condumio, porque su corazón no se había envenenado con la codicia.
El erotismo sutil que fluye de esas ondulantes extremidades es un canto al triunfo de la vida sobre la muerte, el triunfo de Eros sobre Tánatos, es la poesía misma que impacta nuestras retinas con suavidad y elegancia, para descansar de nosotros mismos y no perder la escasa cordura que aún nos queda.
Las influencias que definen la obra de César Barrantes son muchas, eso no es de extrañar en un artista de esta generación que está en contacto permanente con el mundo que lo rodea; se puede hacer un parangón con el trabajo de Henri Matisse, Amadeo Modigliani y Egon Eschiele, entre otros. Esto no obsta para reconocer que estamos en presencia de una obra absolutamente original, con ciertos matices manieristas. Tal vez, inadvertidamente, estemos contemplando una propuesta novedosa, que no encaja en ninguno de los \\\\\\\\\\\\\\\"ismos\\\\\\\\\\\\\\\".
En el mundo del Arte, es probable que ya se haya hecho y dicho todo, pero de todos modos, es necesario regresar a lo básico; al Arte hay que devolverlo a su más pura esencia, para que no se desvanezca en la marea estrepitosa y trepidante de los tiempos modernos.
La obra de César es una amable invitación para que recordemos nuestros orígenes, que no olvidemos la matriz que nos dió la esencia de la vida y nos prodigó una existencia feliz que poco a poco se ha ido perdiendo por culpa de nuestros más oscuros deseos.
César Barrantes, un artista visionario, un artista de talento innegable y una gran capacidad de trabajo, que con la impronta de su obra marcará una profunda huella en el ámbito artístico, ahora y por siempre.
JULIÁN VÉLEZ CARDONA
Velcardo Rock - 2007
La Victoria (V), Domingo 22 de Abril de 2007